
Desde hace meses se ha intensificado la Campaña de Protesta “No Más Sangre”, bajo la consigna “Estamos hasta la madre, y el padre”. La rabia porque nuestro país se convierte en un campo de tiroteo que sólo arrastra con la sociedad civil y, de paso, con los actores sociales que promueven la organización como forma de vida.
El pasado sábado 7 de mayo se realizó un acto para recordar el injusto y cobarde asesinato de Bety Cariño y Jyri Jakkola durante una Caravana de Observación en la región triqui hace un año. No más sangre, desde muchos de los rincones del país ya estamos hartos de ver en las calles el campo de batalla, de asesinatos diarios, de ver que en nuestro país ha habido más muertos que en guerras declaradas, de que se pisotee la dignidad de tod@s quienes queremos vivir un mundo y un país en que podamos ser seres humanos integrales. Estamos hartos de la mala educación, estamos hartos de que nos tomen el pelo con las relaciones internacionales y el discurso político oficial, estamos hartos de muchas cosas, pero el hartazgo no se queda como en el reproche o en la exigencia, en eso raya la importancia de conmemorar a nuestr@s muert@s, rendimos homenaje a quienes tuvieron una vida ejemplar y que no les importó ponerla en riesgo, recordarl@s es darle vida al camino que ellos dejaron pendiente.
Durante el acto llegó Omar, quien fuera pareja de Bety, sus palabras resonaron entre las lozas del zócalo de la Ciudad de Puebla, “hay que organizarnos, sólo así lograremos sacar a este país adelante”, vemos que este escenario político es adverso. En el tiempo de la sociedad del dinero y del vacío sólo queda esperar a las elecciones, pero para la sociedad el tiempo es el aquí y en el presente, porque diariamente buscamos subsistir, buscamos salir adelante, y ya no queremos un país “sin nosotr@s”, hemos aprendido en estos años, que cada persona es importante y que la construcción sólo viene desde la gente común, desde las necesidades personales, desde la honestidad y la voluntad, no viene de los discursos o ideologías, ésas sólo sirven para darnos una perspectiva, una lectura de lo que ocurre.
Hay que resignificar y dignificar nuestras formas de vida: desde nuestras tradiciones, un stencil, una trenzado de flores, una alfombra de aserrín, un estudio científico, un análisis filosófico, una obra de teatro, un cuento, una historia de vida son nuestras. Mentira que sólo unos pueden, en cada quien existe el detonante... (para aceptarlo y reproducirlo; o resignificarlo y dignificarlo).
Se nos ha hecho creer que estamos solos, que el estado es el proveedor de la paz social, que las decisiones sólo se toman desde los círculos de poder y que nadie cuenta.
Nuestro dolor cuenta, nuestro amor cuenta. Nuestras ideas cuentan. Gritar que ya no queremos sangre, que ya no queremos una sociedad de muerte va más allá de una moda política, es una necesidad porque detrás, en el camino, vienen muchos más que sólo les espera un mundo de terror y desconfianza, ya no queremos eso. No les pedimos a los gobiernos que otorguen su “misericordia” (entendida como miseria), queremos que cumplan la voz del pueblo, y el pueblo dice: no más sangre.
Puebla, 8 de mayo de 2011
El pasado sábado 7 de mayo se realizó un acto para recordar el injusto y cobarde asesinato de Bety Cariño y Jyri Jakkola durante una Caravana de Observación en la región triqui hace un año. No más sangre, desde muchos de los rincones del país ya estamos hartos de ver en las calles el campo de batalla, de asesinatos diarios, de ver que en nuestro país ha habido más muertos que en guerras declaradas, de que se pisotee la dignidad de tod@s quienes queremos vivir un mundo y un país en que podamos ser seres humanos integrales. Estamos hartos de la mala educación, estamos hartos de que nos tomen el pelo con las relaciones internacionales y el discurso político oficial, estamos hartos de muchas cosas, pero el hartazgo no se queda como en el reproche o en la exigencia, en eso raya la importancia de conmemorar a nuestr@s muert@s, rendimos homenaje a quienes tuvieron una vida ejemplar y que no les importó ponerla en riesgo, recordarl@s es darle vida al camino que ellos dejaron pendiente.
Durante el acto llegó Omar, quien fuera pareja de Bety, sus palabras resonaron entre las lozas del zócalo de la Ciudad de Puebla, “hay que organizarnos, sólo así lograremos sacar a este país adelante”, vemos que este escenario político es adverso. En el tiempo de la sociedad del dinero y del vacío sólo queda esperar a las elecciones, pero para la sociedad el tiempo es el aquí y en el presente, porque diariamente buscamos subsistir, buscamos salir adelante, y ya no queremos un país “sin nosotr@s”, hemos aprendido en estos años, que cada persona es importante y que la construcción sólo viene desde la gente común, desde las necesidades personales, desde la honestidad y la voluntad, no viene de los discursos o ideologías, ésas sólo sirven para darnos una perspectiva, una lectura de lo que ocurre.
Hay que resignificar y dignificar nuestras formas de vida: desde nuestras tradiciones, un stencil, una trenzado de flores, una alfombra de aserrín, un estudio científico, un análisis filosófico, una obra de teatro, un cuento, una historia de vida son nuestras. Mentira que sólo unos pueden, en cada quien existe el detonante... (para aceptarlo y reproducirlo; o resignificarlo y dignificarlo).
Se nos ha hecho creer que estamos solos, que el estado es el proveedor de la paz social, que las decisiones sólo se toman desde los círculos de poder y que nadie cuenta.
Mentira.
MENTIRA.
Nuestro dolor cuenta, nuestro amor cuenta. Nuestras ideas cuentan. Gritar que ya no queremos sangre, que ya no queremos una sociedad de muerte va más allá de una moda política, es una necesidad porque detrás, en el camino, vienen muchos más que sólo les espera un mundo de terror y desconfianza, ya no queremos eso. No les pedimos a los gobiernos que otorguen su “misericordia” (entendida como miseria), queremos que cumplan la voz del pueblo, y el pueblo dice: no más sangre.
Puebla, 8 de mayo de 2011
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